Por qué el alcohol desinhibe

¿Por qué el alcohol desinhibe?

Ir de fiestas con los amigos o la pareja siempre nos lleva a beber, es como si esa bebida mágica faltara para hacer de la noche una experiencia más estimulante. Vino, cerveza, whisky, ron, todas esas son bebidas que alguna vez hemos tomado ya sea en nuestra casa o en algún bar.

¿Es verdad que el alcohol desinhibe?

Y a pesar de que los borrachos tienen mala fama, no todas las personas que toman alcohol resultan problemáticas, pero sí suelen compartir una misma conducta, la desinhibición.

Cuando bebemos pareciera que ya no sentimos esa timidez que nos da al encontrarnos en grandes grupos, perdemos la pena de bailar ridículamente frente a todos, nos podemos acercar a la persona que nos gusta para declararnos y solemos sentirnos más capaces de hacer y decir todo aquello que, sobrios, nunca haríamos.

Y es que muchas personas suelen beber para perder esta «barrera» que no les permite socializar, de esta forma adquieren valor para hacer todo lo que siempre quisieron pero que estando en un estado de «claridad», nunca se atrevieron.

Estos aspectos suelen darse durante reuniones de amigos en un bar, eventos sociales o fiestas. Por lo tanto, conocer como influye el alcohol es importante para saber desenvolvernos socialmente.

¿De qué manera el alcohol nos desinhibe socialmente?

Al momento de consumir algún tipo de bebida alcohólica, la manera en que nuestro cerebro opera, cambia.

El córtex frontal que es el área donde se maneja el sentido común, suele relajarse y por lo tanto nuestro control sobre las decisiones es menor poderoso, por lo cual solemos hacer cosas que, en otros momentos, las veríamos tontas.

Esto sucede dado que el alcohol «enloquece» la manera en que funcionan los neurotransmisores, los cuales son los componentes que se encargan de regular la funcionalidad cerebral.

Sin embargo y así como existen los neurotransmisores que nos vuelven efusivos y más activos, están los que nos vuelve depresivos o melancólicos.

Cuando se bebe en gran cantidad, el alcohol contribuye a que se incremente la formación de GABA, un neurotransmisor que permite la sedación del cuerpo y que la persona entre en un estado de calma y relajación.

De igual forma contribuye a la producción de dopamina, la cual genera placer en las personas, afectando también las decisiones que tome.

Por tal razón muchos personas al beber suelen tomar «malas decisiones», dado que no pueden interpretar las consecuencias de las mismas al encontrarse en este estado de calma, perdiendo así la capacidad de saber qué acciones son peligrosas, provocando así situaciones en que la integridad de la persona se vea en peligro, como iniciar una pelea o conducir ebrios.

Sin embargo también influye en la capacidad motora de la persona, por lo que al mayor alcohol, sus movimientos son más torpes, inexactos y su capacidad para ubicarse en el espacio se altera. De igual manera su habla se ve afectada, por lo que suelen arrastrar las palabras, hablar incoherencias o simplemente balbucear.

Por dicha razón también podemos ver más atractiva a una persona que en otras circunstancias nos resultaría poco llamativa, dado que el alcohol suele «embellecer» la apariencia de una persona, así como parecernos más agradable y excitante.

El GABA y al producir el estado de calma en el cuerpo, sirve para conciliar de manera más fácil el sueño. Esto se debe a que se reduce la actividad del sistema nervioso central y disminuye la actividad neuronal.

Por lo que eso explica las razones de que al beber, percibamos nuestro entorno como una ensoñación, como algo lejano que está ocurriendo y para después terminar por dormirnos con mayor profundidad y por lo tanto, sentimos que descansamos mucho más.

A causa de esto, la persona que ha bebido en exceso puede terminar durmiéndose en cualquier lugar, una silla, en una mesa, en el piso e incluso, en los casos peligrosos, cuando conduce.

Sin embargo queda preguntarse, ¿cuándo detenerse?

El mejor momento para hacerlo es cuando sentimos que ya no somos nosotros mismos, que estamos más abiertos a decir cosas que pueden ocasionar algún problema en el grupo o con una persona en específica, así como cuando comenzamos a tomar conductas que son riesgosas para nuestra integridad física y la de los demás.

Sin embargo, esto puede resultar complicado dado que al momento de beber, con la GABA y la dopamina en nuestro organismo, la sensación de placer y relajación no nos permite preocuparnos por controlar la bebida, por lo que continuamos bebiendo para seguir sintiéndonos así, y esto conlleva a la adicción.